Imagen: Aciprensa
San Luis Beltrán nació en Valencia, España el 1 de enero de 1526 en una familia de buena posición, pero noble y piadosa; cuando tenía 16 años, San Luis se va de su casa en peregrinación a Santiago de Compostela, vuelve con la plena convicción de ingresar al Noviciado de los Dominicos, pero sus padres se negaron y esto retrasa su ingreso; como tenía definida su vocación, asiste en silencio a algunas reuniones con el superior. Dos años más tarde, recibe el hábito dominicano.
Siempre quiso imitar el modo de vivir de Santo Domingo de Guzmán, quien se caracterizó por la oración ante el Santísimo Sacramento. En 1547 es ordenado sacerdote por Santo Tomás de Villanueva y enviado al Convento Santa Cruz de LLonbay, que estaba recién fundado.
Vocación a ser misionero
Dios siembra en su corazón el amor por la misión y con 36 años, el 14 de febrero de 1562 fue enviado a Colombia (en ese momento, Nueva Granada), donde permaneció por ocho años evangelizando a los pueblos indígenas de la costa caribe; San Luis solo conocía su lengua nativa, pero el Señor le concede el don de lenguas para que el mensaje sea entendido. Allí, muchos indígenas se convierten al catolicismo y reciben los sacramentos.

El santo se destaca por defender los derechos de estas comunidades, los protege de las injusticias y los atropellos a los que estaban sometidos; esto le da a San Luis Beltrán el título de Patrono de Colombia y de Sudamérica.
Regresa a España en 1569, allí es elegido como Prior en varios conventos; lleva una gran amistad con Santa Teresa de Ávila quien en un momento le pregunta si debe fundar un convento en su ciudad, a lo que San Luis responde: «El asunto sobre el cual me pide información es tan importante que me dediqué por varios días a pedirle a Nuestro Señor que me iluminara lo que le debía responder. Ahora le digo que sí, que lo debe fundar. Y le añado una noticia más: su comunidad va a ser tan ayudada por Dios, que dentro de cincuenta años será una de las más importantes en la Iglesia Católica». Ese fue el inicio de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
San Luis enferma gravemente y muere el 9 de octubre de 1581, a la edad de 55 años, en su ciudad natal. El Papa Pablo V lo beatificó en julio de 1608 y fue canonizado por el Papa Clemente X el 12 de abril de 1671.