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«La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para nosotros, por tanto, debe demostrarse». Santo Tomás de Aquino.
Redacción: Luis Daniel Londoño Silva. prensa@emisoramariana.org
A Santo Tomás de Aquino se le reconoce como el patrono de las escuelas católicas y de la educación. Nació en Roccasecca, cerca de Aquino en Nápoles, Italia, en 1225. Es autor, entre otras obras, de la Summa Teológica y, además, compositor de los famosos cánticos eucarísticos el “Pangelingua” y el “Tantum ergo”.
Santo Tomás de Aquino es representado con el Espíritu Santo, un libro, una estrella o rayos de luz sobre su pecho y la Iglesia. Es doctor de la Iglesia y se le reconoce como el gran gestor de la teología sistemática. Utilizó las categorías filosóficas de Aristóteles para explicar el dogma cristiano. Su fiesta se celebra el 28 de enero.
Este santo también se hizo famoso por la exposición, que de manera racional hizo, sobre las cinco vías para demostrar la existencia de Dios y compartimos en esta entrega. Estas vías encuentran en la «Suma Teológica», primera parte, capítulos 2 y 3.

Primera vía: Por el movimiento
Enunciado: nos consta por los sentidos que hay seres de este mundo que se mueven; pero todo lo que se mueve es movido por otro, y como una serie infinita de causas es imposible hemos de admitir la existencia de un primer motor no movido por otro, inmóvil. Y ese primer motor inmóvil es Dios.
Segunda vía: Por la eficiencia
Nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser causa de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de existir, lo cual es imposible. Además, tampoco podemos admitir una serie infinita de causas eficiente, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente incausada. Y esa causa incausada es Dios.
Tercera vía: Por la contingencia
Hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no son necesarios; si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero existen, por lo que deben tener su causa, pues, en un primer ser necesario, ya que una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Y este ser necesario es Dios.

Cuarta vía: Por los grados de perfección
Observamos distintos grados de perfección en los seres de este mundo (bondad, belleza, amor…) Y ello implica la existencia de un modelo con respecto al cual establecemos la comparación, un ser óptimo, máximamente verdadero, un ser supremo. Y ese ser supremo es Dios.
Quinta vía: Por la finalidad
Observamos que seres inorgánicos actúan con un fin; pero al carecer de conocimiento e inteligencia sólo pueden tender a un fin si son dirigidos por un ser inteligente. Luego debe haber un ser sumamente inteligente que ordena todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin. Y ese ser inteligente es Dios.
«A aquel que tiene fe, ninguna explicación le es necesaria. Para uno sin fe, ninguna explicación es posible». Santo Tomás de Aquino