Imágenes: http://www.vatican.va/
Redacción: Jessika Dayanna Mojica. @jessika.dayanna.m
Este viernes 31 de enero en la Sala Regia del Palacio Apostólico, se celebró el primer congreso sobre pastoral de ancianos. Cerca de seiscientos participantes de todo el mundo se reunieron en este encuentro que tenía por tema: «La riqueza de los años«.
Nuestro Pontífice inició su discurso diciendo: “La riqueza de los años es la riqueza de las personas”, dándole un significativo valor a los años de vida, experiencias e historia de cada persona que llega a una edad avanzada. Además, puso en contexto la realidad de la población mundial en cuanto al notable crecimiento en cantidad de personas mayores e hizo un llamado a los estados afrontar esta situación actual en contraste con la conocida cultura del descarte que se manifiesta en la sociedad como indiferencia, rechazo o desconocimiento del trato que se le debe dar a los ancianos.
Intercambio Intergeneracional.
“¿cómo vivir estos años? ¿qué sentido se le puede dar a esta fase de la vida, que para muchos puede ser larga?”, con estos interrogantes el Papa hizo una reflexión acerca de la vocación de las personas mayores en esta época de tiempo de “fecundidad renovada” y de cómo debe ser la relación de las personas que los rodean (familia y comunidad eclesial), cosa que sea una etapa para que nuestros abuelos puedan seguir escuchando la buena noticia y para que aprendamos a proyectar nuestro porvenir con ellos, “¡Sí, también son el futuro de una Iglesia que, junto con jóvenes, profetiza y sueña!”, dijo.

También explicó que la bendición de la vejez radica en ponernos frente a nuestra vulnerabilidad, a la dependencia –que es recíproca- con nuestra familia y comunidad, pero también, al abandono confiado y a nuestro ser hijos de Dios. Durante su discurso exaltó la etapa de ancianidad afirmando: “Dado que la vida es un regalo, y cuando es larga es un privilegio, para uno mismo y para los demás.”
Finalmente, dio agradecimientos a todos los que dedican su servicio y sensibilidad a las personas mayores y expresó sus deseos, mediante una vivaz invitación, para que estas iniciativas y consideraciones especiales se promuevan y propaguen en cada comunidad de la Iglesia: Revolución de la Ternura.
