Por Luis Daniel Londoño. prensa@emisoramariana.org
Rendir un homenaje a la mujer es aprender a descubrir y a aceptar que cada una es “armonía”, como bien afirma de forma reiterada el Papa Francisco.
La mujer madre es la armonía de la existencia de cada ser humano, su vientre es una atmósfera de armonía; la mujer trabajadora es la armonía de crecimiento social y de creatividad; la mujer soltera es armonía de libertad; la mujer consagrada es armonía espiritual; la mujer que sufre, es desplazada, violentada o discriminada, es una llamada a no dejar desaparecer la armonía y a buscar soluciones, dándole su justo lugar.
A veces el afán comercial oculta o disfraza el sentido más profundo de decir ¡Feliz día de la mujer!, porque deja de lado el gran compromiso de respeto que hemos de tener hacia ellas.
El Papa Francisco, afirma: «La explotación de las personas es un crimen de lesa humanidad, es verdad, pero la explotación de la mujer es un crimen mayor, porque destruye la armonía que Dios ha querido dar al mundo”.

Los índices de violencia contra la mujer, en las diferentes sociedades, es demasiado alto, y se convierten en un indicio de que el mundo se está desarmonizando más y más. Cada hombre, donde quiera que se encuentre, debe velar porque a las mujeres se les respete sus derechos, sus libertades; esta es una forma de hacer que la armonía que ellas ofrecen, no sea vulnerada. La relación de pareja y el hogar son escenarios donde se cultiva y se proyecta la armonía.
Concluyo con estas palabras del Sumo Pontífice: “La mujer es la armonía, es la poesía, es la belleza. Sin ella, el mundo no sería así de hermoso, no sería armónico. Me gusta pensar que Dios creó a la mujer para que todos nosotros tuviéramos una madre”.