Imagen tomada de: Altais-Comics
Por Juan Andrés Erazo Guillott
Culturalmente nuestro país no esta acostumbrado a leer comics de larga extensión, sin embargo, si se mantienen con fuerza los “padres” de estos, las tiras cómicas, las mismas que desde la época de los 60 comenzaron a publicarse en Colombia de forma semanal junto con los diarios de información, algunas de las primeras franjas populares fueron Tarzán, Fantasma, Benitín y Eneas, Roldán el temerario, Educando a Papá y Dick Tracy.
No obstante, este formato para las tiras cómicas fue modificado luego de que algunos medios deportivos lo acogiesen al percibir el buen recibimiento de las personas, estos periódicos lo adaptaron a una presentación apaisada y al blanco y negro que se recuerda, además que se publicaba entre semana a diferencia de las publicaciones dominicales.

Luego a finales de los años 30 nació una idea innovadora para el país, un “Comic Book”, una recopilación de las tiras cómicas y las páginas que se emitían a lo largo de la semana, estas publicaciones rompieron el paradigma de que el material de este tipo solo se emitiera los domingos o entre los lunes y los viernes, pues las recopilaciones salían a la luz los días sábados.
Sin embargo, hasta el año de 1924 no existió una historieta netamente colombiana pues las que se habían publicado anteriormente eran de producción extranjera, esta se llevo a cabo gracias a la visión de Arturo Manrique, entonces dueño del periódico Mundo Al Día, ya que, al estudiar la gran aceptación en Estados Unidos de los jóvenes por los comics, decidió realizar publicaciones de historietas de lunes a sábado.
Allí fue cuando Manrique buscó al caricaturista político Adolfo Samper, al que le propuso la idea y finalmente creó “Mojicón” en 1924, historieta que fue una adaptación de la ya existente “Smitty”, publicada en ese entonces por el diario estadounidense “Chicago Tribune”.

“Mojicón” desapareció luego de la crisis económica en la década de los 30, y tras su salida, veinte años después el dibujante, Ernesto Franco, le propone al periódico El Tiempo, publicar una tira cómica llamada “Copetin”, cuya historia se basaba en un niño de la calle, blanco y rubio, características que generaron debate en la época. Esta caricatura estaría presente en el diario por más de tres décadas y sentó el precedente de la primera producción nacional de este tipo que obtuvo gran acogida.
Tras Copetin, aparecerían de la mano de personas icónicas para el mundo del comic en nuestro país caricaturas como “El Cacique Calarcá” de Carlos Garzón, la revista “Los Monos” de El Espectador, creada originalmente por Jorge Peña, y quien recolecto en esta a varios de los más grandes dibujantes nacionales tales como Jairo Rueda (Erres), Patricia Pino, Bernardo Ríos, Elena María Ospina, Diego Toro, Dagoberto Cruz, entre muchos otros.

El cómic, un arte que con el tiempo se ha ido ganando un merecido lugar entre las publicaciones del país, y que en varias ocasiones no se la da la importancia merecida, ya que este es muchas veces la introducción a los más jóvenes a los diarios de información y que para su época representaron la mejor forma de desconexión de una dura realidad para cambiarla por algo de humor.