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Por Luis Daniel Londoño. prensa@emisoramariana.org
El Papa acaba de publicar una Carta Apostólica en forma de “Motu proprio”, es decir, no es únicamente pastoral sino con fuerza de ley, para que en las diócesis se instituya el ministerio del catequista.
De hecho, al final de este documento papal, el Pontífice, resalta dos aspectos: Hacer efectiva la decisión, “Invito, pues, a las Conferencias Episcopales a hacer efectivo el ministerio de Catequista, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él, encontrando las formas más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar en conformidad con lo expresado en esta Carta apostólica”, y la vigencia “Lo establecido con esta Carta apostólica en forma de “Motu Proprio”, ordeno que tenga vigencia de manera firme y estable”.
Un ministerio de gran antigüedad
En esta misma Carta, el Papa Francisco destaca la relevancia del ministerio laical del catequista y afirma que, “El ministerio de Catequista en la Iglesia es muy antiguo. Entre los teólogos es opinión común que los primeros ejemplos se encuentran ya en los escritos del Nuevo Testamento”.
¿Para qué ha servido el ministerio de la catequesis?
El Papa, describe la importancia de este ministerio en la enseñanza de la Iglesia: “Desde sus orígenes, la comunidad cristiana ha experimentado una amplia forma de ministerialidad que se ha concretado en el servicio de hombres y mujeres que, obedientes a la acción del Espíritu Santo, han dedicado su vida a la edificación de la Iglesia. Los carismas, que el Espíritu nunca ha dejado de infundir en los bautizados, encontraron en algunos momentos una forma visible y tangible de servicio directo a la comunidad cristiana en múltiples expresiones, hasta el punto de ser reconocidos como una diaconía indispensable para la comunidad.

La valiente misión de los laicos
Vale recordar que la expresión “laico”, viene en relación directa con el servicio al pueblo de Dios. El “laos”, raíz griega, que significa pueblo, indica que, aunque forma parte activa de la Iglesia, no es un consagrado a la vida religiosa o a la sacerdotal, no forma parte del “clero”.
Desde esta mirada conceptual, el Papa enfatiza: “No se puede olvidar a los innumerables laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la enseñanza catequística. Hombres y mujeres animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida”.
Un camino de santidad
En esta misma línea de servicio, el Papa resalta que muchos laicos han llegado también a probar la santidad: “También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana”.

Visibilizar la misión de los laicos, mediante la institución del ministerio del catequista es un aporte inmenso a la Iglesia y un fortalecimiento de la tarea que, en nombre del Espíritu Santo, muchos hombres y mujeres realizan como “callejeros de la fe” ¡En hora buena!