Imagen tomada de altaglatam
Por Juan Andrés Erazo Guillott
Un estudio realizado por distintos investigadores con bases en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), indicó que cada año alrededor de 750.000 personas fallecen a causa de coronaria isquémica y apoplejía, debido a largas horas de trabajo, datos sumamente alarmantes pues en comparación más gente muere por la carga laboral excesiva que por malaria.
Después analizar múltiples datos de la investigación hecha por la revista científica Enviroment International, y de recoger diversas estadísticas, se logró establecer que el trabajo excesivo puede reducir la longevidad, esto debido al estrés crónico, además, de generar afectaciones como la elevación del colesterol y la hipertensión.
De igual forma, los datos arrojan que los trabajadores del sudeste asiático tienen las jornadas laborales más largas, mientras que Europa tiene los horarios de trabajo más cortos, factores como el empleo informal y tener que trabajar horas extra para poder sobrevivir son los principales causantes de esta enorme diferencia, no obstante, algunos países escandinavos han sufrido un grave aumento en estos índices de horario laboral extremo.

A su vez, la investigación reafirma una preocupante cifra, pues alrededor del 9% de la población mundial (incluyendo menores de edad) trabajan horas excesivas, porcentaje que a partir del año 2000 no deja de aumentar, y sus efectos se ven cada vez más reflejados en la sociedad actual en hábitos como la mala dieta y lo que esto deriva, las diversas enfermedades y cardiopatías, entre otras consecuencias.
En conclusión, la sociedad actual ha avanzado a niveles tecnológicos que han causado, aun en tiempos de pandemia, que el trabajo sea en muchas ocasiones excesivo y llegue a afectar no solo nuestras relaciones interpersonales, ya sea con la familia, pareja o amigos, si no con nuestra propia salud física y mental, pues enfermedades como la obesidad, y afecciones del corazón relacionadas con el abundante estrés sumados al factor de que la ansiedad y depresión son cada vez más comunes en los trabajadores a nivel global.