Foto de Monumento a la Resistencia hecho en Cali – Puerto Rellena construido por la comunidad durante el Paro Nacional. Fuente: El Tiempo
Por: Juan Sebastián Velandia
El Monumento a Los Héroes en Bogotá rayado con grafitis que claman “patria o muerte”, pedestales en los que reposaban estatuas de los conquistadores españoles como Cristóbal Colón, Sebastián de Belalcázar y el expresidente colombiano Misael Pastrana, ahora están vacíos. Los monumentos fueron epicentro de concentraciones en el marco del paro nacional en medio de las protestas en toda Colombia.
El Paro Nacional inició el 28 de abril con multitudinarias movilizaciones y diferentes objetivos como tumbar la reforma tributaria y la reforma a la salud. La inconformidad sumó a personas que pusieron sobre la mesa exigencias cada vez más plurales, entre ellas: mayor presupuesto para la educación, mejora en las oportunidades laborales y reivindicaciones en la memoria histórica.
Mediante diferentes expresiones los participantes del paro han representado sus exigencias y el arte no es ajeno a estos acontecimientos. Las redes sociales fueron testigo de la disputa por plasmar los mensajes en la ciudad. Los muros han sido pintados, y posteriormente, censurados, para nuevamente ser pintados, como si de un bucle se hablará. Los mensajes son variados, algunos, contienen arengas usadas en las manifestaciones, otros, son los rostros de las víctimas mortales que han dejado las confrontaciones con las fuerzas estatales y actores aún desconocidos. También, se ha evidenciado que agentes del Ejército Nacional de Colombia y ciudadanos que no se encuentran de acuerdo con los mensajes proceden a borrar las expresiones artísticas.

Las comunidades indígenas y colectivos de artistas grafiteros, fueron protagonistas en las jornadas de manifestaciones porque han mostrado su inconformidad en las paredes y derribando estatuas. Estas acciones podrían ir contra las leyes de protección del espacio público y la conservación del patrimonio histórico, Óscar Montero, líder del pueblo kankuamo y politólogo afirma “para los pueblos indígenas en Colombia se trata de tumbar para sanar la memoria viva” planteando la necesidad de abrir la conversación sobre los monumentos y la urgencia de trabajar en la inclusión de las minorías étnicas a través del arte “creemos que allí se deben reconocer otro tipo de liderazgos, reivindicaciones, que reconozcan la diversidad” afirma el líder.
El arte ha salido del museo y de la esfera individual de un artista a la colectividad, con deseos de satisfacer la necesidad de representar en el territorio el sentir de una comunidad que participa con insumos, ideas o la elaboración. Los teóricos del arte y la academia han quedado atrás para prestar el foco a aquellas personas que se expresan con ganas de participar en la esfera pública a través de sus reivindicaciones artísticas.
La necesidad de influir desde la memoria popular a través del arte es un fenómeno contemporáneo. México es uno de los países que ha visto florecer este suceso desde 2015 con lo que denominan “antimonumentos” hasta 2021 han sido instalados doce esculturas alrededor de CDMX que consisten en estatuas con el propósito de reclamar justicia para víctimas que aún no la tienen.

Todas estas expresiones artísticas y sociales plantean varios interrogantes ¿Quiénes merecen un monumento? ¿Cuál es la manera correcta de contar la historia? ¿Cómo representar la multiculturalidad colombiana por medio de sus monumentos? ¿Qué historia debemos contar en las expresiones artísticas? Estas cuestiones deberán ser solucionadas a fin de que la ciudadanía se sienta incluida y representada por sus símbolos.
Lo que es evidente es que el arte urbano colombiano durante los últimos meses ha estado más presente que nunca y, puede que también crezcan las ganas de silenciar esos mensajes. En este momento se han implementado conversaciones por parte del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, la Ministra de Cultura, junto a decanos de diversas universidades, representantes de la comunidad Misak y gestores ambientales con el objetivo de lograr acuerdos frente al futuro del patrimonio cultural.