Por: Tiffany Martínez González
Imagen: Schlesinger Library
Cecilia Payne-Gaposchkin nació en la ciudad de Wendover, Inglaterra, a mediados del año 1900. Decide mudarse en 1922 a Estados Unidos después de estudiar botánica, química y física en la Universidad de Cambridge y no recibir algún título por ello, ya que en esa época algunas de las instituciones de Inglaterra que admitían la asistencia de mujeres, no les otorgaban algún título oficial.
Con la esperanza de obtener una distinción por sus conocimientos, llega a Norteamérica e ingresa al Observatorio de Harvard College para estudiar Astronomía. Allí, hace parte de las 80 mujeres conocidas como “computadoras” que se dedicaron a hacer investigaciones y descubrimientos astronómicos.
En 1925 obtiene el doctorado en Astronomía en Radcliffe College, universidad para mujeres que estaba adscrita a Harvard y actualmente está totalmente incorporada a la misma. Por lo que se convierte en la primera persona en lograr ese título en Radcliffe.

Payne logró lo anterior, gracias a su tesis doctoral sobre las atmósferas estelares, la cual algunos expertos han denominado como “la mejor tesis de astronomía de todos los tiempos”. Aunque al comienzo no todos estaban de acuerdo con esto, ya que Cecilia decía allí que las estrellas estaban compuestas principalmente de hidrogeno y helio, lo que molesto al astrónomo Henry Norris Rusell, quien creía en la idea de que la composición química estelar era similar a la de la tierra.
El astrónomo estadounidense intento persuadir a Cecilia para que se retractara de su investigación y la retirara de su tesis; sin embargo, ella no obedeció completamente y continuo con esta, pero anotó que era “una conclusión probablemente errónea”. Tiempo después, el mismo Norris respaldó la tesis de Payne.
Sin embargo, Cecilia Payne-Gaposchkin tuvo que seguir defendiendo sus capacidades después de este importante descubrimiento. Soportó tener que recibir menor sueldo por ser mujer y hasta 1938 oficializaron su título de Astrónoma. Gracias a su ingenio logro ser la primera profesora mujer que estaba asociada a Harvard; escribió y editó varios libros, recibió premios y reconocimientos, pero, sobre todo, se convirtió en una gran inspiración para mujeres y hombres en el campo de la astronomía.