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“No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo” (Papa Francisco, Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2022)
Luis Daniel Londoño. prensa@emisoramariana.org
Sin duda alguna que, ejercer el periodismo en el escenario católico, es una inmensa riqueza y una gran pasión. Riqueza porque la Iglesia católica está presente en todos los ámbitos en los que el hombre desarrolla su vida cotidiana; y una gran pasión, porque el ejercicio periodístico, debe estar impregnado por la chispa de la fe y el amor al ser humano; por tanto, se ejerce con un respeto profundo por la verdad y por las diversas audiencias.
No se trata de alguien que apenas investiga, informa, educa o divierte, como algo mecánico y rutinario, hay algo más: en su tarea anuncia la buena nueva para una audiencia que, con seguridad, se va a sentir atraída por la calidad de lo que comparte a través de los diferentes medios, incluyendo el amplio mundo del periodismo digital. De esta manera, el periodista católico despierta confianza y credibilidad.
En el mensaje que el Papa ha publicado, con motivo de la Jornada 56 de las Comunicaciones Sociales, encontramos algunos aspectos para afirmar que, en efecto, el ejercicio del periodismo en el mundo católico es una gran pasión.
Les comparto los 5 conceptos de mayor impacto que el Sumo Pontífice, escribió:
“Sólo prestando atención a quién escuchamos, qué escuchamos y cómo escuchamos podemos crecer en el arte de comunicar, cuyo centro no es una teoría o una técnica, sino la «capacidad del corazón que hace posible la proximidad»”.
“La primera escucha que hay que redescubrir cuando se busca una comunicación verdadera es la escucha de sí mismo, de las propias exigencias más verdaderas, aquellas que están inscritas en lo íntimo de toda persona”.
“La buena comunicación, en cambio, no trata de impresionar al público con un comentario ingenioso dirigido a ridiculizar al interlocutor, sino que presta atención a las razones del otro y trata de hacer que se comprenda la complejidad de la realidad”.
“Escuchar es el primer e indispensable ingrediente del diálogo y de la buena comunicación. No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo”
“Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar. «Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios»”.

Con base en estos conceptos, se puede afirmar que el periodista católico es un artista de la comunicación y de la escucha. Su tarea brota de un proceso intenso de interioridad y de escucha de sí mismo.
De ahí que su tarea no se centra en impresionar al público o de caer en la obsesión por los “me gusta”, sino que elabora de manera exquisita, los contenidos, para reconocer al otro y pregonar un profundo respeto por sus audiencias y sobre todo, una gran pasión por la verdad.
!FELIZ DÍA DEL PERIODISTA!