Por Juan Sebastián Méndez Hincapié. sebastianbrs555@gmail.com

En mi corta edad he visto a nuestros gobernantes lanzarse a la presidencia prometiendo con euforia los grandes cambios que necesita nuestro país. Equidad social, garantías de trabajo, salud y educación son sólo unos ejemplos que tomo de los discursos políticos que se repiten cada cuatro años y que pareciera no han cambiado a lo largo de todo este tiempo. 

Clarita, una vecina de mi barrio, me cuenta que a ella no le gusta votar; para ella todos los políticos son corruptos y lo único que hacen es sembrarle más daño a Colombia. De cierta manera la entiendo, pues son tantos los escándalos de corrupción que a diario se ven en nuestro país, que es muy difícil modificar la percepción de una persona que no ha visto cambios significativos en nuestra nación desde hace más de 60 años.

Sin embargo, con mucho respeto discrepo su opinión y le digo que para cambiar el país se necesita algo más que estar en desacuerdo con la forma en la que gobiernan nuestros políticos y que la mejor arma democrática que como pueblo tenemos, es el voto. Pero, ¿Por qué es importante votar?

A menudo vemos innumerables hechos de corrupción por parte de nuestros políticos, lo interesante es que esos políticos son reelegidos por la sociedad nuevamente y todo se convierte en un círculo vicioso que pareciera no tener fin. Es por eso que debemos elegir representantes que de verdad sean nuestra voz, que tengan valores éticos y morales que trabajen por y para el pueblo, pues al final, su función es gobernar para quienes en algún momento los eligieron.

Además, en muchos países no existe la democracia. Las naciones que se rigen por monarquías o dictaduras lamentablemente no tienen ni voz ni decisiones frente a las leyes que se toman en sus países. Muchos de esos pueblos añorarían tener la posibilidad de votar y elegir a sus representantes. Increíblemente, nosotros que tenemos la posibilidad, no lo hacemos.

No podemos olvidar que el voto es una de las maneras de participación democrática elemental. Cuando votamos estamos escogiendo a los representantes de nuestra nación que tomarán las decisiones que, a su vez, cambiarán el rumbo de nuestras vidas. Es decir, si un gobernante toma malas decisiones económicas, esto se verá reflejado en el hecho de no poder conseguir un empleo, de ver el incremento en los precios de los alimentos de la canasta familiar, como el huevo y la leche y, en general, de ver más pobreza en cada uno de los bolsillos de los colombianos.

Es por eso que, como Clarita, debemos salir a las urnas a votar con mucha consciencia y sabiduría, pues las decisiones que tomamos hoy, son el futuro que nos deparará el mañana.

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