Cuadro_chiquinquirá

Por: Leidy Viviana Sánchez Guacaneme

Imagen: Arquidiócesis de Bogotá

Esta devoción a Nuestra Señora inicia en 1563 con una solicitud de Don Antonio de Santana, jefe español de Sutamarchán, al pintor Alonso de Narváez; Don Antonio le pidió al fraile dominico Andrés Jadraque que hablara con el artista para que pintara una imagen de la Virgen del Rosario que sería llevada a la capilla donde se catequizaba a los indígenas del valle de Sequencipá en Boyacá.

Alonso de Narváez hace la pintura, pero en la tela quedaba mucho espacio a los lados, así que decide agregar a la derecha a san Antonio, que era el patrono de Don Antonio de Santana, y a la izquierda a san Andrés, patrono del fraile.

El cuadro es llevado a la capilla; sin embargo, se va deteriorando con el paso del tiempo, ya que el techo era de paja y la lluvia logró borrar la imagen, casi por completo. Por ello, el padre Leguizamón, quien era el párroco, pidió retirar la pintura y fue llevaba a la finca de Don Antonio en Chiquinquirá.

En 1585, una mujer muy devota llamada María Ramos, familiar de Don Antonio, llega a la hacienda y un día descubre el cuadro en una pequeña capilla, estaba lleno de mugre y con agujeros. Le informan que en su momento era la imagen de la Santísima Virgen, así que ella va a orar constantemente pidiéndole que se deje ver un poco más, ya que la imagen es muy borrosa.

El 26 de diciembre de 1586 se da la renovación del cuadro, cuando María es advertida por una mujer indígena, llamada Isabel, que llevaba de la mano a su niño, el pequeño le dice “Madre mía, mire a la Madre de Dios que está en el suelo”; en efecto, la imagen estaba resplandeciente, su luz iluminaba toda la capilla. Isabel llamó a María y ambas se pusieron de rodillas, al lugar llegaron otras mujeres que hicieron lo mismo y empezaron a orar.

La noticia recorrió todo el pueblo, llegó a oídos del padre Leguizamón quien se asombró al ver que el cuadro que había mandado quitar, por estar deteriorado, ahora tenía imágenes perfectas. Todos los testigos declararon bajo juramento lo que habían visto y la información fue enviada al arzobispo Fray Luis Zapata de Cárdenas en Santa Fe de Bogotá el 10 de enero de 1587.

El arzobispo quiso verificar lo que todos decían y se confirmaba en los documentos, por ello, envió a tres sacerdotes a Chiquinquirá y estos comprobaron que tal milagro era cierto y que alrededor de la imagen se obraban sanaciones a fuertes enfermedades y conversión de los pecados.

Años más tarde, el Papa Pío X firma el decreto que autoriza la Coronación Canónica de la imagen, así que el 9 de julio de 1919, siendo presidente de la República Marco Fidel Suárez, se corona a la Virgen de Chiquinquirá como Patrona de Colombia. En 1986, el Papa Juan Pablo II visita el país y estando en Chiquinquirá lo consagra a la Virgen María.

Por Leidy Viviana Sánchez Guacaneme

Comunicadora Social y Periodista, egresada de la Corporación Universitaria Minuto de Dios y periodista de Emisora Mariana.

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