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“Aquí hay felicidad, alegría y vida, donde todos pensaban que hubiese solo tristeza, derrota y tinieblas. Dios hace crecer sus flores más hermosas en medio de las piedras más áridas” (Papa Francisco)

¡Cristo Vive! Estamos de fiesta. La esperanza renace, el miedo desaparece, el dolor se ido, el mal ha sido derrotado, la tristeza ha huido ¡Felices Pascuas de Resurrección! Apreciado hermano en la fe.

La celebración de la resurrección de Cristo es el acontecimiento más esplendoroso de la fe. Si bien es cierto que el mundo pasa por una crisis aguda debido al abandono de Dios, los creyentes tenemos la delicada tarea de transformar estas situaciones y de ser portadores de esperanza. Quejarse de la situación es fácil, la mayoría lo hacemos, echarle la culpa a los demás es casi que un pretexto para caer en la indiferencia.

El verdadero católico no se queja, ni tampoco les hace el juego a los profetas de calamidades. El católico anuncia, construye, crea, tiene la capacidad de asombrar y de despertar a los que duermen, esperando que venga un cambio mágico o que un mesías político los ponga a vivir sabroso.

Para experimentar el gozo de la salvación, se requiere tener Inteligencia Espiritual, es decir, salir de esa zona de confort que conduce a vivir una fe estática, moralista y sin mayor novedad a pasar a una experiencia, al estilo del evangelio, o sea original y siempre nueva.

Cabe anotar que entendemos por Inteligencia Espiritual, la opción del católico de vivir la radicalidad del evangelio, que lo impulsa a superar las medias tintas, lo “light” y a vivir una fe en la que prevalezca la “Verdad”, el sentido de Dios en la existencia humana y el sentido del otro.

Vivir la resurrección con inteligencia espiritual, es estar convencido de que Cristo no se quedó en la cruz, sino que pasó por ella, murió y ahora está vivo. Los apóstoles y la Virgen María vivieron con Inteligencia Espiritual en la medida en que en su mente comenzaron a recordar, poco a poco, todo lo que Jesús les había enseñado, por eso lo descubrieron al partir el pan y en las diversas formas como Él se les fue manifestando. El papel de la memoria es importante para rehacer el camino espiritual.

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La fe de estos primeros cristianos era bien distinta a la que hemos asumido hoy. El texto de los Hechos de los Apóstoles dice: Se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración” (Hechos 2,42) y, además, tenían un fuerte compromiso social “No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes tenían terrenos o casas, los vendían, y el dinero lo ponían a disposición de los apóstoles, para repartirlo entre todos según las necesidades de cada uno” (Hechos 4,34).

Apropiando las palabras del Papa Francisco, la resurrección como Inteligencia Espiritual, consistiría en crear armonía entre “mente, corazón y manos”; pensar por qué y para qué soy seguidor de Cristo en su Iglesia.

Tengamos presente que la familia y la sociedad nos necesitan. Pasemos de una fe pasiva y poco comprometida a una auténtica y dinámica Inteligencia Espiritual, capaz de marcar la diferencia.

Por Luis Daniel Londoño Silva

Máster en Violencia Doméstica y de Género. Licenciado en teología, escritor y comunicador.

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